jueves, 7 de febrero de 2013
Realidad cotidiana
El jueves pasado estaba decidida a bajar al centro de mi población para acudir al mecadíllo semanal que cuenta con multitud de paradas de todo tipo. Allí se pueden encontrar desde ropa de outlet, calzado, a artículos de lo mas variopinto y a buen precio. Pero ¡oh! mi gozo en un pozo, hacía un aire que parecía un vendaval por lo que opté por no salir de casa. No sé de donde me viene la fobia a salir por la ciudad en días de viento, o quizás si que lo sé, y es que tengo una manía muy particular : la de fijarme en los balcones de los edificios cuando voy por la calle.
Porque...... si os habéis fijado los hay que están repletos de cachivaches. Las bicis, la escalera de aluminio, la bombona de butano, el carro de la compra, las macetas, la jaula del pájaro, un cuadro del sagrado Corazón, la caseta del perro, el tendedero plegable, las luces de navidad, enanitos de jardín, la sombrilla de la playa y un sinfín de elementos que no tienen cabida en otro lado mas que en el balcón.
Con todo ésto ¿quien es el valiente que se aventura a salir por la ciudad un día de aire,sin temor a que le caiga algún trasto en la cabeza?.
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Cierto que es un muestrario de lo más variopinto, yo he visto incluso almas puestas a secar sobre pequeñas cuerdas de tendedero. Y claro, imagina que vas andando hacia el mercadillo y te cae encima un alma usada...
ResponderEliminarABrazos.
Que horror!!!!!!, Bueno, si es un alma blanca "no problem", pero si te cae la de Judas estamos "apañaos". Un abrazo Armando
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