Cómo algunas personas, éste mueblecito feo y destartalado por fuera, escondía un tesoro en su interior.
Así fue como lo descubrí por fuera:
Daba un poco de "yuyu". Sus pequeños habitantes estaban por todos lados y el barniz era inexistente en algunas zonas.
Al tablero también le faltaba un trozo considerable en la parte de atrás, pero aún así le vi potencial.
Pero fué al abrir sus puertas cuando realmente me enamoró:
Así que me lancé a por todas y me lo traje a casa. Le apliqué tratamiento anticarcóma y ha estado hasta hoy relegado en la terraza hasta quedar libre de invasores no invitados.
Ahora toca lijarlo, tapar todos los agujerillos y restaurar el trozo que falta en el tablero.
¿El color?...No lo sé, a medida que vaya viendo progresos se ganará el color que se merece.
Me encanta ver el proceso de tus restauraciones.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.