martes, 19 de febrero de 2013
Personaje : La Rufi
Rufína Mendizábal Yuste, alias "La Rufi", había nacido en mi pueblo hacía cuarenta años, cuando yo supe de ella por primera vez.
En aquel entonces yo era un chico de diez años, con la inmensa imaginación de un prepuber y una pandilla donde abundaban los chistes verdes y las animaladas, cuyas víctimas por antonomasia eran las chicas.
Mujer lozana y de exagerado maquillaje, la Rufi balanceaba sus caderas por el pueblo al ritmo de nuestros corazones enamorados, que no lograban entender porque nuestras madres no vestían, ni se movían con el garbo que lo hacía ella.
Lo que supimos mas tarde, vino de mano de El Joselin, uno de la padilla que oyó a alguien decir algo así como "la profesión mas antigua del mundo", mentando el trabajo que ejercía la Rufi para ganarse la vida.
En la mente de un chico, esa profesión solo podía ser la de "picapedrera", y no cuadraba con las artes de tan hermosa dama.
Por esto mismo, la pandilla en pleno, decidimos organizar un cónclave secreto, para averiguar a toda costa las labores a las que se dedicaba la Rufi, y como ninguno teníamos ni idea, decidimos hacer guardia frente a la casa para vigilar todos sus movimientos.
Ni que decir tiene, que esta estrategia era un estricto secreto. El material de campaña para tan encubierta misión, consistía en : una cantimplora, bocadillo de chorizo, canicas y un balón (esto último para disimular). Ya anochecía cuando pertrechados a cincuenta metros del domicilio (el Migue y yo), vimos al párroco Don Mariano que se acercaba presuroso a la casa, donde, al abrir la puerta y ante nuestros aterrados ojos, fué apresado a la velocidad de un rayo, por una mano de uñas relucientes que brillaban a la luz del farolillo rojo de la entrada.
El susto fué tremendo, y huímos a todo correr de la escena del crimen como alma que lleva diablo.¡¡ La Rufi era el mismísimo Satán !!, y había acabado con el bueno de Don Mariano.
Sin pensárnoslo dos veces llegamos al cuartelillo de la Guardia Civil, donde narramos entre hipos y lágrimas la crueldad de la que acabábamos de ser testigos. Ante nuestra atónita mirada, el sargento Miralles rompió en carcajadas que casi le llevan al ahogo, algo que nos hizo comprender, cuan equivocados estábamos, pues ante tamaña historia, la risas no entraban en nuestras inocentes mentes.
Después de aquello, nos alegramos de ver "vivito y coleando" a Don Mariano, y a la Rufi con sus contoneos, guiñándonos el ojo al pasar por nuestro lado.
Aún hoy me sonrojo, al recordar nuestra candidez, y la verguenza me embarga al pensar que fuí yo, quien destapó el secreto mejor guardado del bueno de Don Mariano. Clara
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No dejas de sorprenderme gratamente, Clara. Algunos personajes creados por ti no sentirían ninguna vergüenza de conocer a los míos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos nuestros personajes guardan un trocito de su inventor. ¿Cómo sino nacerían de nuestra imaginación?.
ResponderEliminarPodríamos entroncar a la festiva Rufi con tu negativo célibe, seguro que se tornaría mas alegre.
Un abrazo
Real como la vida misma!!!!
ResponderEliminarSeguramente. Mis personajes son cotidianos y algo traviesos.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo no veo tantas diferencias entre D. Mariano y D. Apolonio. Por ahora. D. Apolonio, a parte de ser un genio, era mujeriego y bebedor - en eso coinciden -, eso sí, entregó su vida siempre a los más necesitados.
ResponderEliminarUn abrazo, Clara.
Que buen relato...!!! Me ha sabido a poco, eso sí muy claro.
ResponderEliminarTan claro como tú nombre.
Sigue deleitándonos con esos chismes tan amenos y divertidos.
Un saludo de tu seguidor:
Esteban
Gracias Esteban por tus elogios. Ya estoy rumiando el próximo personaje.
EliminarUn abrazo