martes, 26 de marzo de 2013
Recuerdos de mi infancia
No sé si es la luz calma de éstos días de Marzo, o tal vez el ciclo de la vida, el que me empuja a evocar una parte de mi infancia que considero uno de mis mas preciados tesoros.
Cuando yo contaba con seis años, mi familia se trasladó a una nueva vivienda en un barrio floreciente, dónde al cruzar la calle solo había campos de cultivo, descampados, y una carpíntería a pleno rendimiento. Hasta entonces habíamos vivido en un ático sin ascensor, en el centro neurálgico de una población mediana, donde nos rodeaban edificios y tiendas, y los vehículos circulaban sin cesar por mi calle soltando humo negro por sus tubos de escape.
No me costó mucho acostumbrarme a mi nuevo barrio, y una vez asumida la rutina -llegar del colegio, hacer los deberes, merendar y bajar a la calle-, comencé a atesorar una pandilla de lo mas pintoresca.
" El Pedríto, El Juan gordo, El Juan flaco, El Juan Flores, El Eduardo, La Isabelita, La Puri y La Anamati ", eran mis mas allegados, aunque tengo que decir que yo era más de jugar con los niños -las cosas de niñas me parecían un poco ñoñas, la verdad-, y yo necesitaba mas actividad.
Así las cosas, había días en que jugábamos a Policías y Ladrones. Mediante cara o cruz decidíamos quien era de un bando o del otro. Los ladrones escapaban y se escondían y los Policías tenían que atraparlos, aunque la mayoría de las veces el juego acababa como el rosario de la aurora, ya que los mas vagos aprovechaban para subir a casa a merendar -tardé un tiempo en darme cuenta, y me decepcioné bastante-, y así no había manera de jugar. (Creo que fue ahí, cuando descubrí lo que era ser un "tramposo").
Otros días jugábamos a Beisbol en el descampado entre los edificios. Se supone que era la zona de aparcamiento, pero en aquella época pocos vecinos del barrio contaban con un vehículo.
Pintábamos con tiza en la tierra un circulo para el pitcher, y los demás nos desperdigábamos intentando cazar la bola al vuelo, o correr a la siguiente base -marcada con piedras-, en el menor tiempo posible.
En el fragor del juego, de pronto se colaba la bola bateada por la ventana del vecino del primero, y este se asomába dando voces por nuestra desvergüenza. De este modo acababa muchas de las veces el juego, ya que pese a nuestros ruegos, aquel vecino nunca nos devolvió pelota alguna.
Cuando iba a cumplir ocho años, recibí como regalo unos patines de cuatro ruedas. Eran una maravilla de la ingeniería, y ese mismo día los estrené, lanzándome a toda velocidad por la rampa sin asfaltar de acceso a los edificios. Fue todo un descubrimiento, y no tardó el resto de mi cuadrilla, en agenciarse unos para competir conmigo en mis proezas.
Después vino la deseada Comunión, no por el hecho en sí, sino porque mi madre, ante mis insoportables súplicas, me había dado permiso para cortarme el pelo a lo "chico", en cuanto la hubiera recibido.
Tuve que pagar lo que me pareció un precio muy alto por mi deseo: lucir rodillitas con las heridas de mis batallas, acompañadas de un moño en todo lo alto y dos tirabuzones, una sonrisa desdentada, y un vestido repipi con velo y bolsito a juego. ¡Trágame tierra!, no he pasado mas vergüenza en mi vida. Estuve todo el día intentando que ninguno de mis camaradas me viese de aquella guisa.
La fotografía que encabeza éste post, es justo después de hacer la comunión. ¡Valió la pena el sacrificio!
Cosas de críos....maravillosos recuerdos imborrables para un día de luz calma.
Clara
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Hola me has hecho recordarme a mi misma cuando era pequeña. Puff todo igual que tu... que bonitos momentos, en el pueblo por la calle la bici los patines las pistolas de madera y cuando hacia mal tiempo al portal de la iglesia.
ResponderEliminarLo del pelo no jaja yo siempre lo llevaba corto y me confundian con un niño.
Que tiempos mas bonitos no teniamos preocupaciones...
Besos.
Tu última frase resume la felicidad de la niñez "carecíamos de preocupaciones y responsabilidades", nuestro objetivo era la diversión. (Ah, yo también tuve una pistola de madera ja,ja).
EliminarBesos Mª angeles
Da igual la edad que tengamos. la infancia siempre está ahí, al quite, para saltar.
ResponderEliminarEs cierto, aún teniendo una perspectiva limitada a esas edades, tengamos unos recuerdos tan nítidos durante el resto de nuestros dias.
EliminarBicos
Bonitos e impagables recuerdos, los de la infancia, ya veo que entre tus amiguitas, había una Puri, en mucho tiempo la única que conocí con ese nombre fue mi madre (Pura).
ResponderEliminarAl fin logré poner el premio en mi blog. En esto de la técnica no soy nada manitas.
de nuevo te doy las gracias, Clara.
Abrazos
Si, mi amiga Puri tenía una bici BH, y nos montábamos las dos juntas. No llegábamos muy lejos claro, pero no nos caímos nunca.
EliminarBesos Puri
Qué bellos recuerdos nos descubriste. Supongo que cada etapa de la vida es diferente, cada una tendrá sus cosas buenas y malas, pero la infancia es algo especial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si Jorge es algo especial, sin limitaciones, con mucha inocencia y mucha imprudencia.
EliminarUn abrazo amigo
- ¿ Has venido a recuperar la infancia ? - preguntó .
ResponderEliminar- Por un momento lo creí, pero he comprendido que es imposible. La infancia es un tiempo, no un espacio. Las cosas también cumplen años y por rodearse de las calles de la niñez no la sentimos más intensamente. Incluso a veces me muestran la hostilidad al desconocido, o, lo que es peor, la indiferencia.
- Entonces, ¿ por qué sigues aquí ?
- Porque creo que he venido por otro motivo, aunque no tengo claro cuál. Égroe dijo que la persona bien formada es la que en su infancia ha aprendido de sus padres lo que debe ser y, llegada la madurez, puede aprender todavía de ellos lo que no debe ser. Echo mucho de menos las vidas que no he vivido, los caminos a los que renuncié. No es que crea que me he equivocado, pero necesitaba salirme de mi camino por un tiempo. Estaba cansado de ser yo, como si me sostuviera a peso a mí mismo. Pero tampoco me atraía hacer una locura, irme a París o a Nueva York, por ejemplo, y adoptar otra identidad, apagar la llama de la identidad. Eso es disolverse, diluirse, no querer ser, y no sirve de nada. Tal vez me he decidido por un término medio, salir del camino sin abandonarlo, caminar por el margen, por la cuneta, ser nada para no dejar de ser, para serlo todo, para engañar a la muerte...
Es cierto, la infancia es un tiempo y volver a esas calles no es lo mismo. Cuando eres pequeño todo lo demás es muy grande, y cuando vuelves el paisaje aunque haya cambiado poco, no es el mismo.
EliminarSalir del camino, y volver a la niñez me provoca una sonrisa de ingenuidad.
Un abrazo Juan
la infancia es el periodo mas bello que creo que todos hemos vivido, me hiciste recordar la mía
ResponderEliminarlindo post
Creo que es bonito recordar que fuimos niños alguna vez.
EliminarCariños Angélica
Todos esos Juanes jugando a polis y ladrones. Las primeras decepciones. Lo recuerdo muy bien. Pero la inocencia lo compensaba. Muy bonito! Bonitos ojos, profunda mirada
ResponderEliminarFue la etapa de aprendizaje, cuando te toca pasar vergüenza, decepcionarte...
EliminarPero si compensaba.
Gracias P. Un abrazo
Si me hubieras visto a a mi con vestido de obispo rojo y bonete... mi infancia fue totalmente distinta, un dia dentro de muchos años...
ResponderEliminarJolín Rafa ¿hiciste la comunión vestido de obispo?. ¿Puede ser que estuvieras en un seminario?. Bueno, aún así seguro que guardas algunos buenos recuerdos.
EliminarUn abrazo
Hermosos recuerdos, Clara.
ResponderEliminarSucede que mis padres eran de raza árabe y no podían pasar tres años seguidos en el mismo lugar, por ese espíritu nómada, es increíble, lo que me causó más de un conflicto de desarraigo, porque ellos hasta se mudaban de país.
En fin, me has hecho recordar mi propio pasado.
Te dejo un beso.
HD
Me pongo en tu lugar y creo que me hubiera pasado lo mismo. Los niños necesitan crear lazos afectivos mas allá del núcleo familiar. Los clanes no son buenos para un niño, el contacto con otras formas de pensar y de vivir es cultura.
EliminarAún así, un niño siempre guarda buenos recuerdos.
Un beso Humberto
me has hecho recordar vivencias muy parecidas.La verdad es que el contacto con la naturaleza cuando somos niños marca mucho.Creo que nos hace mejores personas.Por cierto,vaya cara de traviesa tienes en la foto jeje
ResponderEliminarun abrazo
Además de eso que dices, la libertad de bajar a la calle solo, ahora es casi impensable cosa que antes con siete años lo hacíamos con toda la naturalidad.
EliminarUn abrazo Oscar
¡Qué suerte la tuya, yo nací mayorcito! Eso sí, evité lo de la primera comunión-
ResponderEliminarAbrazos penitentes
Si es que tú eres diferente, Amando. No me creo que no dieras patadas a las piedras de pequeño.
EliminarUn abrazo
Que guay Clara, tenias una carpinteria y un Pedrito..., je,je,je. Es curioso como se nota la difrerencia de edad en tus recuerdos, citas al beisbol, en mi calle se jugó a "eso" y a policias y ladrones tampoco, se jugaba a "pillar", es decir a correr unos detrás de otros hasta que te cogían. Yo nací en el extraradio de Valencia y junto al piso de mis padres habia una fundición y una fabrica de vidrio, amen de los descampados pertinentes donde prender fogatas..., luego las madres decían que "oliamos a gitanos", pero estas son vivencias mias y aquí nos has contado las tuyas.
ResponderEliminarTu foto con el pelo a lo chico hablamucho, cuenta de ti, ojos y labios grandes y armiosos, nariz elegante y mirada despierta y sincera, personalidad bien formada ya en la ninez, determinación, fidelidad a ti misma.
Es positivo que recuerdes tu ninez, forma parte de tu vida y aunque queda distante existió y fue una epoca irrepetible que hay que mantener viva.
Moskis, queria decir que "nunca se jugó a eso, al beisbol..."
ResponderEliminarNosotros no hicimos nunca fuegos, pero eso sí, saltábamos de los columpios al vuelo a ver quien llegaba mas lejos.
EliminarVeo que también disfrutaste lo tuyo de la calle.
Un abrazo Pedro
Después de haberte leido, se confirma, tambien recordando mi infancia, que tiempos pasados fueron mejores. Y tanto; a pesar de que se diga que no. Claro que fueron mejores. Y más sanos. Bonita entrada Clara. Tienes mucha suerte de tener recuerdos agradablesde tu infancia. Yo, si sueles seguir mi blog, te darás cuenta que tengo mi máquina del tiempo particular, en vías de desarrollo. Un beso :)
ResponderEliminarLo importante es conservar todo lo que se pueda de esa esencia de niño, y expresarla cada uno a su manera.
EliminarUn abrazo Gumer
¡Qué entrañables son tus letras!
ResponderEliminarEste rincón es muy especial, como tú que lo haces posible.
Besos.
Has utilizado una palabra muy especial para mí: "entrañable". Gracias Ángela
EliminarBesos
Maravillosos recuerdos, sí. Al compás de los tuyos, afloraban los míos, pues veo que ambas fuimos crías un tanto traviesas y de juegos más de chicos. Ay, la infancia, la infancia, como decía el poeta "la patria del hombre"...
ResponderEliminarPor cierto, menudos ojazos te gastabas, Clara. Me gusta la cara de esa peque: pizpireta, inteligente, y dulce al tiempo.
Un beso.
Es bonito parar el tiempo por un momento para volver atrás, y hacer hueco en nuestro ajetreado mundo para devolvernos esas sonrisas inocentes de antaño.
EliminarGracias Isabel por tus palabras.
Un beso
Me gusta haberte encontrado, Clara, los caminos de los blogs son a menudo gratificantes. Además, nos une algo aparte del placer de escribir: nuestro amor a la naturaleza, a sus cumbres, a sus paisajes. Un besico.
ResponderEliminarBienvenido Diego. Espero verte por aquí a menudo. Yo te visitaré seguro, por que tu repartes frescura a raudales.
EliminarUn abrazo
Hola Clara. Que bonito lo que has escrito. Me recuerda mucho a mi infancia: Un pueblo pequeño, la calle sin asfaltar (en verano jugábamos con la tierra y en invierno con el barro)y enfrente de mi casa... muchos almendros y olivos... ¡Bueno, bueno! que me embalo.
ResponderEliminarNo se como llegué a tu blog, pero llegué. Solamente vi el título y las primeras entradas: La vía ferrata impresionante, ¡qué vistas!, a mi también me gusta las alturas, conozco un poco Riglos y Pirineos. Tu relación con Felisa me ha encantado y que bonito perderse en los caminos de esta península.
En fin, por estos caminos del Internet nos veremos.
Un abrazo.
Bienvenido Jóse Manuel, veo que hay gustos comunes. Riglos me trae recuerdos maravillosos. Nos seguimos. Un abrazo
EliminarSeguro que estabas preciosa de comunión! Qué guapa !
ResponderEliminarBesinos
Monísima de la muerte, te lo aseguro...mejor no toquemos el tema ja,ja...
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