Hacía tiempo que la buscaba, una mesa de trabajo con buenas dimensiones y recia, y ademas debía tener unas lineas que me enamoraran al primer ojeo (cosa difícil, porque soy muy exigente).
Tampoco quería que me diera mucha faena para arreglarla pues con estos calores no apetecen mucho los excesos físicos.
El sábado fui al "lugar prohibido", ese almacén de muebles de segunda mano donde es un milagro que yo no salga con algún trasto bajo el brazo. Hacía unas semanas que no lo visitaba, pero cuando lo hacía la mesa siempre estaba en mi mente y me acercaba a esa zona donde se apilan mesas de todo tipo buscando la que tanto ansiaba, pero por lo que se ve aún no había llegado la hora.
Todo tiene su momento, solo hay que esperar y no conformarse con lo pasajero.
Tenía la intuición de que era el día señalado, y allí estaba con su porte regio serio y formal, como si fuera un Lord ingles, destacando entre otras de su especie, confirmando mis sospechas de que esta vez la búsqueda había terminado.
Su estado no era "catastrófico", tampoco quería arreglarla excesivamente, me gustaba que guardara algunas cicatrices de su pasado, lo mejor de todo es que no tenía carcoma, por lo que se redujo mi lista de trabajo a un buen lijado general, masilla de madera para rellenar imperfecciones, limpieza a fondo de los herrajes y un buen acabado final para que su duración se prolongue lo máximo posible.
Una vez lijada apliqué selladora y a continuación el color escogido por mi (una mézcla de las mias), que conseguí mezclando colores de Titan Unilak (ya sabeis que es mi preferida).
Después seguí estos pasos para el tablero:
Una vez acabado, lijé con lija de grano fino (320) todas las superficies y apliqué cera incolora.
La sillita Fanett de Tapiovaara también está feliz con su color.
Y aquí la llave del "corasón mio".
Espero no haberos decepcionado. A mí, aunque esté mal decirlo
ME ENCAAAAAAANNNNNTAAAAA...
Portaros bien.