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viernes, 15 de febrero de 2013

Personaje : Purita


Purita Castellanos Orbegozo mujer resuelta donde las haya, había dejado atrás  la sesentena hacía algún tiempo. Aunque sus maneras exageradas la hacían parecer una "metomentodo", en realidad era muy querida por sus vecinos, que la avisaban para cualquier evento y a cualquier hora.
Muestra de ello es que había sido matrona en catorce partos, entre ellos el mio, y en su honor mis padres me otorgaron su mismo nombre de pila.
La verdad es que ese honor se lo ganó a pulso, ya que yo venía de nalgas, y ella, después de veinticuatro horas de parto, decidió zambullir su brazo en el útero de mi madre cogiéndome del pescuezo y dándome la vuelta  para que de una vez se acabara el tormento. Fue un riesgo acertado ya que  si no hubiera hecho lo que hizo, yo seguiría allí dentro momificada.
Otro ejemplo de sus artes como galena, eran las pócimas  y ungüentos que preparaba como remedio a un sin fin de dolencias.
Mi hermano Pepin fue una de sus victimas al tener que tragarse uno de sus brebajes a base de aceite, después de que este hubiese llenado su diminuto estómago de bolitas de alcanfor del armario de mi tía Rosario.
 Oficialmente su vida amorosa era inexistente. De mozita tuvo un novio serio, que nunca retornó de la guerra, no se sabe si murió él, o su amor por ella, la cuestión es que siguió soltera por los siglos de los siglos. Pero extraoficialmente, se murmuraba que recibía las visitas asiduas de un marchante de anchoas de Bilbao, de buen porte y mejor bolsillo, que la colmaba de caprichos y arrumacos.
 Asidua en funerales, bodas y bautizos de rigor. Cualquier celebración no era tal, sin la presencia de Purita.
 Salía poco del pueblo, pero se le presento la ocasión y acompañó a  "la Balbina" a ver a su hijo a la cárcel de Topas, preso por algún asuntillo turbio relacionado con las cuentas del ayuntamiento.
En fin, sabía de todo y de todos, y era la perfecta confidente que cualquiera hubiera deseado. Ni con un cuchillo al cuello, hubiera nadie podido arrancarle uno de los numerosos secretos que guardaba.
Murió accidentalmente al despeñarse por un acantilado dando de comer unas migajas de pan a las gaviotas (abstenerse de hacer rimas), en su primer viaje con el Inserso. 
Desde aquí mi homenaje a una sencilla mujer, de fértiles sentimientos, que vivió con los pies en la tierra, y pasó a mejor vida con los pies en el aire.                  Clara

4 comentarios:

  1. Menudo personaje, Purita. Ella, que trajo tantas vidas al mundo, probó el singular sabor de la muerte, a nadie negado. Ignoro cómo es la vida en el más allá, pero si tiene algo de ésta...

    Un abrazo fuerte.

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  2. Eso le pasa por ir con el Inserso, en lugar de retozar con su marchante de anchoas. Un abrazo.

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  3. Que bien escribes Clara !me ha encantado como lo has relatado ...sigo por aqui jeje

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